El Bayern y Lewandowski se quitan su espina.
El Bayern aprovechó su visita al Signal Iduna Park para saldar cuentas pendientes y, de paso, confirmar que será el próximo campeón de la Bundesliga. Un gol de Lewandowski, que se medía a su exequipo, fue suficiente para que Guardiola y su Bayern acabasen con su 'bestia negra' en los últimos tiempos.
El Bayern aprovechó su visita al Signal Iduna Park para saldar cuentas pendientes y, de paso, confirmar que será el próximo campeón de la Bundesliga. Un gol de Lewandowski, que se medía a su exequipo, fue suficiente para que Guardiola y su Bayern acabasen con su 'bestia negra' en los últimos tiempos.
La primera gran prueba para un Bayern sin Alaba, Ribery y Robben acabó con buena nota. Guardiola adelantó la posición de Lahm y Bernat y dispuso un compacto 4-4-2 con Müller como acompañante de Lewandowski en punta de ataque. A la buena respuesta del cambio de sistema se sumó el regreso de Thiago, que volvió a jugar unos minutos y confirmó su alta competitiva en una época en la que el Bayern acumula futbolistas en la enfermería.
De poco sirvió que el Bayern llegase con bajas sensibles o que el Dortmund necesitase los puntos para seguir creyendo en Europa. No es la temporada de los de Klopp. Una vez más, fue un quiero y no puedo ante un Bayern que controló el partido prácticamente de principio a fin. Únicamente algún despiste y el lógico arreón final alteraron ligeramente los nervios de un equipo, el de Guardiola, que se mostró tremendamente fiable.
Poca exigencia al líder
En un primer tiempo equilibrado, el Bayern dispuso de las únicas ocasiones. En la primera, Müller avisó a Weidenfeller con una volea fallida. En la siguiente, al filo del descanso, el meta volvió a ganar el mano a mano pero su rechace fue a parar a la cabeza de Lewandowski, para que la herida en la defensa del Dortmund fuese aún más profunda.
Con Kagawa y Ramos, revulsivos elegidos por Klopp, el Dortmund mostró un pequeño atisbo de reacción que nunca se consumó. Reus desperdició un grave error en la salida del Bayern y el Signal Iduna Park se resignó a vivir otra aciaga tarde de cara a portería. Mientras, en Múnich suspiraban con cierto alivio al ver como Thiago volvía a coger los mandos del mediocampo bávaro. Su presencia vendrá bien para los retos europeos, dado que en el torneo doméstico el Bayern ya dijo en Dortmund su última palabra. Palabra de campeón.
El Bayern aprovechó su visita al Signal Iduna Park para saldar cuentas pendientes y, de paso, confirmar que será el próximo campeón de la Bundesliga. Un gol de Lewandowski, que se medía a su exequipo, fue suficiente para que Guardiola y su Bayern acabasen con su 'bestia negra' en los últimos tiempos.
El Bayern aprovechó su visita al Signal Iduna Park para saldar cuentas pendientes y, de paso, confirmar que será el próximo campeón de la Bundesliga. Un gol de Lewandowski, que se medía a su exequipo, fue suficiente para que Guardiola y su Bayern acabasen con su 'bestia negra' en los últimos tiempos.
La primera gran prueba para un Bayern sin Alaba, Ribery y Robben acabó con buena nota. Guardiola adelantó la posición de Lahm y Bernat y dispuso un compacto 4-4-2 con Müller como acompañante de Lewandowski en punta de ataque. A la buena respuesta del cambio de sistema se sumó el regreso de Thiago, que volvió a jugar unos minutos y confirmó su alta competitiva en una época en la que el Bayern acumula futbolistas en la enfermería.
De poco sirvió que el Bayern llegase con bajas sensibles o que el Dortmund necesitase los puntos para seguir creyendo en Europa. No es la temporada de los de Klopp. Una vez más, fue un quiero y no puedo ante un Bayern que controló el partido prácticamente de principio a fin. Únicamente algún despiste y el lógico arreón final alteraron ligeramente los nervios de un equipo, el de Guardiola, que se mostró tremendamente fiable.
Poca exigencia al líder
En un primer tiempo equilibrado, el Bayern dispuso de las únicas ocasiones. En la primera, Müller avisó a Weidenfeller con una volea fallida. En la siguiente, al filo del descanso, el meta volvió a ganar el mano a mano pero su rechace fue a parar a la cabeza de Lewandowski, para que la herida en la defensa del Dortmund fuese aún más profunda.
Con Kagawa y Ramos, revulsivos elegidos por Klopp, el Dortmund mostró un pequeño atisbo de reacción que nunca se consumó. Reus desperdició un grave error en la salida del Bayern y el Signal Iduna Park se resignó a vivir otra aciaga tarde de cara a portería. Mientras, en Múnich suspiraban con cierto alivio al ver como Thiago volvía a coger los mandos del mediocampo bávaro. Su presencia vendrá bien para los retos europeos, dado que en el torneo doméstico el Bayern ya dijo en Dortmund su última palabra. Palabra de campeón.
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